La mayor parte de la población ignora el hecho de que están expuestos cada día a una contaminación electromagnética invisible proveniente de múltiples fuentes tanto fuera como dentro de nuestras casas.
Desde que a finales de los años 90 cuando se comenzaron a comercializar los teléfonos móviles hasta nuestros días donde el acceso a Internet desde los dispositivos móviles se ha extendido de forma masiva, la curva de contaminación está creciendo de forma exponencial
Muchas personas no relacionan sus problemas de salud con esta contaminación, sin embargo hay personas que por vivir cerca de antenas de telefonía, empiezan a preocuparse y buscan información y se encuentran sin saber cómo actuar.
En otros casos hay personas que reciben una oferta de alguna operadora para poner una antena en su azotea, y es ahí cuando quieren sabe qué pueden hacer para oponerse a dicha instalación. En este caso pueden ir a la página de comunidades http://www.peccem.org/Comunidades.html y descargarse la información para entregar a sus vecinos.
En cualquier caso deben saber que este es un tema complejo que en todas estas luchas lo mejor es tomar contacto con otras personas afectadas y emprender una campaña de acción colectiva. Para ello pueden contactar con su asociación de vecinos o afectados más cercana para ver si han tenido conocimiento de algún otro vecino con problemas similares y comenzar a recoger información de los posibles casos de afectados en la zona. Pueden pedir asesoramiento en las asociaciones que aparecen en el mapa de la Plataforma y unirse a la misma.
Si sólo tenemos curiosidad por saber si puede haber alguna estación base/antena en nuestro barrio, podemos recurrir al buscador de antenas del Ministerio de Industria. Pero, ¡cuidado, hay que tener muy en cuenta que no todas las antenas emisoras de radiofrecuencias están registradas en ese buscador!
Hay un período extenso desde que una antena se pone en funcionamiento hasta que pasa a formar parte de ese registro disponible para consulta pública.
Hay incluso casos de estaciones base/antenas, tanto camufladas como visibles y de cualquier tipo y tamaño, que nunca aparecen en el buscador del Ministerio, pero cuya existencia está comprobada y medida por los vecinos y las asociaciones de personas afectadas. Además, es sabido que las microceldas o picoantenas no se registran con el Ministerio de Industria. Por supuesto, tampoco hay ningún registro de los dispositivos emisores que puedan estar instalados en cafeterías, comercios, restaurantes, empresas que comparten edificio con viviendas, o de los instalados por particulares en sus hogares: las Femtoceldas.
Para ver algunas de las antenas que hay en nuestro vecindario, podemos ir metiendo los nombres de las calles en el Buscador de antenas. Ministerio de Industria y nos saldrán algunas de las clásicas antenas que hay cercanas. La lista nunca es completa, pero, a veces, encontramos alguna antena de la que no teníamos noticia.
Para conocer si una antena que tenemos localizada, esté o no en el buscador del Ministerio de Industria, tiene las licencias municipales pertinentes, podemos acercarnos a nuestro ayuntamiento y solicitar esa información.
Tenemos derecho a consultar los expedientes y también a solicitar fotocopias, previo pago de las mismas.
Se puede solicitar al Ministerio de Industria, o a su Departamento correspondiente a nivel autonómico, mediciones oficiales de la exposición generada en nuestro domicilio por una estación base de antenas/antena cercana. Suelen tardar un tiempo en acudir a medir, pero puede ser una forma de obtener una medición gratis.
Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que, aunque las mediciones oficiales nos den una idea del problema, por lo general, la interpretación que los medidores oficiales dan a los datos es que, “como no superan los niveles permitidos legalmente, no hay peligro alguno”. Esa interpretación no tiene en cuenta para nada la afectación biológica demostrada por científicos y médicos a niveles incluso miles de veces por debajo de los límites legales. Por eso es importante contactar con una asociación de afectados y consultar los datos con ella.
Envía una solicitud a la siguiente dirección
Secretaría de Estado de TelecomunicacionesExisten miles de estudios científicos que vinculan los campos electromagnéticos a efectos nocivos para la salud y el medio ambiente (ver sección de Estudios Científicos). Incluso el sector de los investigadores que no han encontrado un nivel significativo de efectos nocivos no puede descartar que los haya y tiene que concluir que "hay que seguir investigando".
Con el ingente peso de la evidencia científica acumulada sobre la nocividad de los campos electromagnéticos, no se puede pedir a la población que siga exponiéndose para demostrar, como cobayas, más allá de toda duda su nocividad (ver informes de la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre las catástrofes sanitarias derivadas de esta actitud negacioncita de los riesgos emergentes).
El Consejo de Europa, en vista de los estudios científicos clínicos, de laboratorio y epidemiológicos acumulados, insta ya inequívocamente a la aplicación urgente del Principio de Precaución (ver postulados del Principio de Precaución). Nuestro deber es exigir a las autoridades que tomen medidas eficaces, como las recomendadas en la resolución 1815, para proteger la salud de la población y el medio ambiente (ver Resolución 1815).
Si bien contamos con algunos estudios de nivel internacional (ver La ñora), en España estamos muy lejos del nivel de otros países en cuanto al número de estudios epidemiológicos realizados sobre la población.
Sobre todo se necesitan estudios epidemiológicos específicos de los centros, barrios y municipios con CLUSTERS o CONGLOMERADOS de personas afectadas por un exceso de cánceres, neuropatías, cardiopatías, electrohipersensibilidad y otros problemas de salud relacionados con los campos electromagnéticos.
Aunque hay modelos muy válidos de estudios epidemiológicos, lamentablemente están diseñados para minimizar los riesgos. Y algunos de los que se han hecho no tienen gran validez científica.
Por ello, es importante actuar colectivamente ya que las asociaciones de personas afectadas, vecinos-as, etc. pueden participar en el diseño y realización del estudio de su zona y asegurarse de que se haga con las máximas garantías de objetividad científica.
Y recordemos que las personas no somos cobayas, y que no hay que esperar expuestos a los riesgos hasta que se realice cualquier tipo de estudio epidemiológico o de otro tipo. Ante evidencias de riesgo, hay que aplicar sin demora el Principio de Precaución. Tenemos que reclamar medidas inmediatas de reducción de la exposición, para que las víctimas sufran menos y para que no haya más víctimas. La demostración científica irrefutable se la dejamos a los científicos, a nuestras autoridades tenemos que exigirles la protección decidida de la salud pública.
Para solicitar un estudio epidemiológico de un barrio, municipio o zona afectada, hay que remitir un escrito a la Consejería de Sanidad de la Comunidad Autónoma, ya que son quienes tienen las competencias sobre Sanidad.
Pero, insistimos, aunque no está de más hacer denuncias y enviar solicitudes individuales, protegeremos mejor nuestra salud si actuamos colectivamente. No creamos que vamos a solucionar el problema rápidamente como llaneros solitarios. Hay un grave sesgo legal y una marcada inercia institucional que favorecen a los intereses de las industrias implicadas (operadoras de telecomunicaciones, grandes eléctricas, etc.) por encima de la protección de la salud y el medio ambiente. Actuando colectivamente tenemos más posibilidades de que se atienda a nuestras reivindicaciones.
